Caligrafía*
Fuente: Hecho a mano usando Illustrator.
29/07/2024
Este ensayo no busca ser teórico, sino algo más íntimo. Cuando era niño, en el colegio detestaba de todo corazón la caligrafía. De hecho, la forma en que escribía era muy particular, ya que no aprovechaba de la mejor manera el espacio de los cuadernos. Mis cuadernos nunca se caracterizaron por ser los mejores. Sin embargo, aprender japonés me hizo valorar la importancia de esas páginas interminables que en el colegio hacía. Luego terminé cinco libros de caligrafía castellana, y ahora, de vez en cuando, aprendo algo nuevo por internet.
Ahora, cuando me siento con ganas, me siento con los pinceles a escribir algo. En Japón, la caligrafía puede ser un camino hacia la iluminación; se le conoce como shodo (書道). Mi memoria, en general, es muy mala, a pesar de que me dedico a la historia. Digamos que mi memoria es más bien emocional. Suelo recordar aquellos momentos que tienen contenido emocional, ya sea negativo o positivo. Si algo se imprime en mi memoria, es porque deja un impacto emocional relevante. Para todo lo demás, uso ayudas-memoria. Fechas, horas y demás cosas que deberían ser memorísticas, en el mal sentido de la palabra, no me interesan tanto. A menos que tengan algún contenido emocional para mí.
En mi aproximación a la historia, a menos que se trate de eventos muy notables y grandes, son los procesos los que me interesan. Mi ideología, que evidentemente existe, no es lo más relevante, sino una aproximación crítica a los grandes procesos y eventos de la historia. Lo mismo ocurre con mi vida personal. Cómo pienso y cómo vivo son solo dos caras de la misma moneda, supongo. No tengo el más mínimo interés de imponer mi forma de pensar a los demás, sino de escuchar sus argumentos y cambiar mi forma de pensar si sus argumentos me parecen válidos. Pero volvamos ahora a la caligrafía.
No soy una persona religiosa. Aunque interactúo de forma constante con la religión, en general la rechazo. Hubo una época oscura en la que sí fui religioso. Mi aproximación a lo sagrado, lo verdadero y lo bueno es ahora crítica. Y esa aproximación crítica me ha hecho más feliz y libre que una aproximación dogmática y de fe irracional. Aunque reconozco que Kierkegaard es uno de los grandes pensadores occidentales, seamos honestos, no es un gran ejemplo de cómo disfrutar la vida. La irracionalidad desenfrenada, incluso en la fe, nos lleva solamente a la autodestrucción. Está bien tener fe, pero con moderación. Crea con moderación, estimado lector, estimada lectora, estimade lectore. No confíe ciegamente. Aunque es posible que exista algo sagrado más allá de lo que podemos sentir o intuir, es mejor avanzar despacio y poner a prueba las doctrinas que se nos cruzan en el camino.
La caligrafía me hace feliz. Siento que me lleva hacia algo superior. Siento que sí, eleva a uno, pero no pienso que me haga una criatura superior. Es simplemente una actividad alegre, como lo puede ser bailar, cantar o tocar la guitarra. O como el canto de los pájaros o el correr del viento. Un poco más que un hobby y un poco menos que un camino hacia la iluminación, como se siente en Japón. Para escribir, especialmente en esta era informática, uno debe tener una predisposición emocional. Lo artesanal, lo hecho a mano ha aumentado de valor por una razón fundamental: al aumentar lo automático y lo digital a un ritmo mayor que lo artesanal, la escasez relativa de lo artesanal ha aumentado. Con esto quiero decir que, siguiendo la conocida regla de la economía, lo más escaso es más valioso.
Vale más un regalo hecho a mano que el dinero usado para comprarlo; pero vale aún más lo que hacemos a mano. Y vale aún más si hemos dedicado tiempo a pulir nuestras habilidades impresas en dicho objeto. El carácter de los trazos impresos en nuestra escritura es único, pero podemos aprender determinadas técnicas para procurar legibilidad, generar curvas o lograr ciertas rigideces. Asimismo, también podemos usar toda una gama de pinceles, lapiceros, lápices y otros elementos para escribir. Podemos usar medios digitales también. Pero no olvidemos que todo lo que usemos impactará en el producto final.
También importa lo que escribimos. El contenido. El contenido también tiene una relación con la forma. En este nuevo logo de la página web sigo bajo el concepto del zorro y el león que trabajé en el primer ensayo. Pero ahora no uso inteligencia artificial, sino que lo he trabajado directamente en Illustrator. Este vector es más sencillo de escalar y será utilizado en todas las fotografías que publicaré posteriormente. Las imperfecciones también son parte del diseño. Soy un eterno amateur. La perfección nunca es el objetivo, sino la simple existencia, lo menos falsa posible. Y esa simplicidad, esa desnudez, quizá sea siempre más difícil que una mueca o una farsa que no refleja lo que uno siente.
*GPT fue utilizado para la corrección del español de este artículo, siempre supervisado por su servidor.